domingo, 1 de agosto de 2010

22-Vuelta a la normalidad
Cuando vió el cuerpo de Marco en mi regazo, dijo:
-Blanca,Marco será recordado siempre. Y haremos una ceremonia para que llegué al más allá.
William cerró los ojos y el cuerpo de Marco desapareció al instante.Atónita al ver aquello le dije a William con rabia:
-¿Que has hecho con su cuerpo?
-Lo he enviado a un lugar a salvo. Tranquilá estará bien allí. Además no podriamos haberle llevado entre los dos.
En eso tenía razón. Yo aún estaba débil de la fuerte lucha y el fuerte dolor de la espalda me ardía.
-Voy a mi casa, a ver si todo ha vuelto a la normalidad. Ademas quiero estar a solas.
William asintió y antes dijo:
-De acuerdo,yo iré a solucionra el resto.
Me fuí. Andube por el bosque. Mis pasos eran pesados y lentos. Y mi aspecto lleno de pena e invadido por las lágrimas. Mis ojos enrojecidos por la pérdida de Marco. Mi pelo convertido en un ovillo negro y mis labios, antes radiaban de felicidad, ahora estaban tristes y melancólicos.. Todo eso añadído al dolor me daba un aspecto entré una anciana coja y un alma en pena.
El sol asomaba tímido entre los árboles y con sus rayos las hojas verdes se tornaban en un verde encendido. Aunque estuviesemos en primavera, donde todo es feliz y hermoso, en mi todo eso me ponía menos triste. Me sequé los ojos. A mi alrededor los pajaros cantaban. Mi verdadero yo gritó en mi cabeza y mi tristeza desapareció soló mis sentimientos se convirtieron en hielo. Odiaba todo lo que habia descubierto y me prometí a mi misma que apartir de aquel momento se acabaría todo lo relacionado con los inmortales y todas esas cosas que William me habia contado. A lo largo pude ver el tejado de la casa de tia Silvia. Esperanzada en que todo volvisé a ser como antes. Corrí hacia la puerta trasera. Giré el pomo de la puerta y entré. La cocina estava iluminada por el sol y los rayos de este traspasaban timidamente las ventanas. Había mucho silencio y el único sonido que se escuchaba era el insistente canto d elos pajaros. Llamé a tiaSilvia y nadie contestaba. Atravesé el salón y subí las escaleras, intentando no hacer mucho ruido. Ya en el piso de arriba, fuí a la habitación de Nerea y Sonia. Estaban dormidas en sus camas. Arropadas con sus sabanas de Hello Kitty e inmersas en sus sueños. Sus caras eran angelicales(aunque estuvieron apunto de matarme)

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